Tenía gracia, era inteligente, cocinaba a la perfección y su genio pronto hacía que fuera incierta, incalculable, variable, caprichosa y cruel, en una palabra, encantadora.
Además, a mí también me sucede lo que le pasa a quien ha sufrido una mordedura de víbora, pues dicen que el que ha experimentado esto alguna vez no quiere decir cómo fue a nadie, excepto a los que han sido mordidos también, en la idea de que sólo ellos comprenderán y perdonarán, si se atrevió a hacer y decir cualquier cosa bajo los efectos del dolor.
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