domingo, noviembre 20, 2005

Y todo vuelve a repetirse una vez más. La música es mi consuelo, y a la vez mi perdición. Las salidas me liberan y a la vez me atan y no sé si me gusta estar atada. No, lo detesto, como detesto tener las cosas aseguradas para siempre, o asegurarle algo a alguien. No, no pretendas que te prometa nada, que te afirme nada, que te ilusione con algo, si apenas tengo ganas de hacerme bien a mí misma. Tus presiones lamentablemente no me afectan, sólo me hacen sentir un poco más libre para decidir lo que realmente quiero. A veces quisiera querer lo mismo que los otros, pero no soy experta en eso de conformarme con lo "menos peor". ¿De qué me hablan? ¿Por qué conformarme? Estoy eternamente atada a la insatisfacción, o eso al menos hoy; dejénme con eso. Claro, ¿cómo añorás algo que no te esforzas en conseguir? La satisfacción, mi mayor anhelo desde el comienzo. Todo lo empiezo fijando mi objetivo en satisfacerme, qué lamentable. Si algo no se me hace productivo, ni lo sueñes. No vine acá para perder el tiempo, aunque mientras digo ésto, la vida me saluda desde la calle. ¿Qué hacés ahí? Intento de una vez por todas captar la escencia. No me servirá de nada, pero es algo que dejo pendiente todos los días a partir de las veinticuatro horas.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal