Mi misterio es simple: no sé cómo estar viva.
De seguro no nací con un instructivo que me explique, o simplemente me dicte cómo vivir. La improvisación, ¿es un arte? Si no lo es, debería. Cada día de mi vida lo empiezo preguntándome: ¿Qué querés hacer hoy? Puedo crear dramas, comedias y hasta documentales. ¡Es tan entretenido improvisar! Uno no sabe en qué cama va a acabar...con qué demonio tendrá que lidiar. Pero no todos improvisan. Diariamente, conozco gente que definitivamente no sabe cómo improvisar. Temen errar, confundirse al elegir personas, lugares, medios. No imagino qué se cuentan en las reuniones: "Hoy tuve un día muy organizado, ¿sabe usted? Casi me paso de parada, pero gracias a dios, nada pasó, estoy aquí, sano y salvo." o "He conocido a la mujer de mi vida. Pasaremos todas nuestras vacaciones en la cabaña, tendremos dos hijos; y mantendré la misma amante durante varios años, claro." Por mi cuenta, ya lo saben, prefiero ir eligiendo. Casi una lotería. Existen días en los que simplemente quiero estar tirada en mi cama. Un ventilador, música, libros. Los hay otros en los que no soporto el tedio, simplemente salgo, y si se me antoja, conozco gente. Todo depende de mi ánimo, por supuesto. A veces tengo ganas de reir, por momentos no tengo ganas de saludar ni a mis vecinos. Esa es una tarea difícil, parece que cuanto más empeñada está una en pasar desapercibida, más sociable se ha despertado la gente.
A menudo hay que redondear: prefiero el desorden, el caos.
¿Que hasta cuándo?
Temo que sea para siempre.