Lo peor del amor cuando termina son las habitaciones ventiladas, el solo de rencores con sordina, la adrenalina en camas separadas.
Lo malo del ayer son los despojos que escayolan el humo de los sueños, el sístole sin diástole ni ojos, los teléfonos que hablan con los ojos, el sístole sin diástole ni dueño.
Lo más ingrato es encalar la casa, remendar las virtudes veniales, condenar a la hoguera los archivos.
Lo atroz de las pasiones cuando pasan es cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos.