sábado, diciembre 29, 2007

se va la segunda

Esta vez ocurrió a 4 cuadras de mi casa, el miércoles, llegando a argerich y magariños cervantes para tomar el 110, luciendo un solerito amarillo divino. Al mismo tiempo que el colectivo llegaba a la parada, yo me acercaba caminando, pero extrañamente, éste frenó a 5 metros de la misma, donde dos señoras mayores esperaban desde antes que yo. Me acerco al 110, que estaba a mi altura, y dejo que las mujeres pasen, olvidando el detalle de la parada adelantada. Al subir, percibo una conversación entre la primer señora y el conductor, de la cual sin escuchar nada, casi pude descifrar todo. Entonces el colectivero, simpático, me dice:

-Les dije que paré por vos.
Yo, totalmente anonadada, digo: -Ahh, jaja, gracias...
-No, de nada, es un placer!
-Gracias de nuevo, entonces.
-Ella se enojó y me dijo que si quiero se pone una capucha.

(Ahí entendí que la señora se debe haber sentido ofendida -y en verdad, lo parecía-, y le debe haber dicho algo así como "querés que yo me ponga una capucha, entonces?" en la conversación anterior, a lo que el cortejante respondió que sí; la vieja de pelo platinado y largo lo miró ofendida, cruzaron miradas y se fue -eso lo vi-)
Entonces yo, que a esa altura ya no tenía qué responder y sentía cómo todo el pasaje me miraba, le respondí:

-Pobre, hay que piropearlas a ellas también.
Y la respuesta, tajante, fue:
-Imposible.

Entonces nos despedimos cordialmente de mi parte, galantemente de la suya, y me dirigí con la cabeza en alto, pero con las mejillas ruborizadas, a proseguir mi viaje.

miércoles, diciembre 19, 2007

Saliendo del supermercado de mitad de cuadra, después de comprar dos botellas de agua mineral para mi madre:

-¿No te hicieron un descuento, nada?
Ornella, sonriendo: -No
-¡Tendrían que hacerles descuento a las chicas lindas!
Yo de nuevo con sonrisa: -Gracias...
-Chau, hermosa.


Recuerdo cuando hace unos años no quería ir a "Fortuna" (adivinen, ese es el nombre del supermercado: sí, es chino) porque sentía que un repositor me seguía por las gondólas.

martes, diciembre 18, 2007

Sorpresas te da la vida...

Justo a la hora de haber terminado una de las conversaciones telefónicas más tristes (aunque no por eso de las más originales) en este momento de mi vida y cuando menos la necesito...justo una hora después llega un llamado ofreciendo entradas gratis para Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat (entradas que había tratado de conseguir por reventa). El mismo medio comunica dos cosas totalmente distintas, aunque claramente, preferiría sacrificar el segundo llamado en beneficio del primero.

lunes, diciembre 17, 2007

Quiero lavar mi cuerpo. Procedo a desnudarme. Frente al espejo caen trapos que no significan nada. Camino desnuda por la casa...sí, estoy sola. Vuelvo al origen, me miro, mis cabellos parecen los de María Antonieta, y los compositores me dedican todas sus obras. Bailo quieta, como cisne en un alhajero. Dos formas redondeadas que preceden a otra y mi ombligo que aquieta, limita. Despojarme de todo, la música del agua que exige. Obedezco, vuelvo mi mirada al espejo por última vez. Esa soy yo, ya descanso y estoy desposeída.

Ya no tengo muchas cosas que decir.
Sólo escucho Moonlight Sonata.

jueves, diciembre 13, 2007

Si mi mamá no me hubiera retado cuando de pequeña me vio masturbándome, quizás hoy las cosas serían muy distintas.

martes, diciembre 04, 2007

Tengo que encontrar algo para hacer en estas vacaciones. Lo sé, todo me salió (o me lo hicieron salir) mal, no tengo planes, sólo anhelos, y ya es hora de empezar algo. Tal vez idear unas vacaciones al norte nuevamente, o al sur, quizás unas vacaciones refugiada leyendo hasta las seis de la mañana, rodeada de libros y cosas lindas. Me gustaría una casa con parque y pileta, tengo aspiraciones burguesas y lo sé.

lunes, diciembre 03, 2007

no es (sólo) una cuestión de actitud

Los últimos años de mi vida, descubrí que las mujeres, en muchos aspectos, tenemos las de ganar. Pero acá voy a hacer una selección, porque de entre todas las mujeres, me refiero a las jóvenes y/o ALGO lindas. No hace falta ser una preciosura, basta con tener un culo, unas tetas, y si son ambas mejor.
Mi mamá de chica me enseñó eso de que "el que no llora, no mama", y nunca me falló, pero ultimamente ya no sé si es la práctica de ese refrán lo que me ayudó en varias ocasiones o el ser una chica de 19 años bien predispuesta. Desde que los colectiveros me traten bien, me tiren chistes, me ayuden, me hagan pasar gratis cuando mi moneda es trucha, pasando por un patovica de esos con cara de malos, que cuando les pedís que hagan pasar a alguien, o a vos misma (que ya no sólo perdiste el documento en las vacaciones, sino que cuando votaste lo dejaste en la mesa y te lo vino a traer la presidenta -se dice presidenta- de mesa a tu casa) se preocupan por ayudarte, hasta una respuesta con entusiasmo de un profesor que tenga fama de pocos amigos, creo que noté el beneficio del género en muchas ocasiones. No se trata de hacerse la perra, o la histérica; con una sonrisa y si es necesario, algo de ingenuidad, se pueden conseguir muchas cosas que teniendo un miembro viril entre las piernas (y no precisamente penetrado) o una cara arrugada y poco feliz, no se conseguirían.
Eso sí, con los seres del mismo sexo y condiciones, no se garantizan los mismos resultados...aunque con las viejitas, hay éxito casi asegurado, depende de lo conchudas y viejasdemierda que sean. Pero de eso hay en todas las edades.
Acá no se trata de si hay machismo, feminismo, igualdad, fraternidad o lo que sea. Es lo que pasa, es lo que hay.

sábado, diciembre 01, 2007

Un día voy a empezar a hacer todo lo que no hago. En el colectivo, ya no devolveré las charlas de viejos/as, ni me quedaré horas escuchando en la calle a una señora que se ríe de la moda de ahora. Les agradeceré a los locos que me quisieron durante tanto tiempo, pero esta vez pasaré por su lado sin darles bola, me comportaré como todo el resto, ignorándolos. No voy a retrubuir con sonrisas la buena onda de la gente, porque veo cómo el resto no lo hace. Voy a tirar la basura a la calle. A los pajeros que me gritan cosas los voy a putear más seguido, y me voy a reir menos de sus ocurrencias. Voy a tratar a los demás como se merecen que los traten, y no como me gustaría que me traten. También voy a dejar de gritar y reaccionar de mala manera. Seré tranquila como el agua estancada, en mi crecerá el dengue. No voy a dejar más que me hagan sentir culpable, no voy a ser más la que pide perdón. Voy a reconocer que los demás están mal, y yo no, en vez de estar todo el tiempo haciendo mea culpa y esperando que los demás hagan lo suyo. Me voy a olvidar de todos los asuntos de los otros, y dejar de preocuparme por ellos. La frontalidad, la voy a dejar de lado, por supuesto. También voy a ir sola a los lugares que me gustan, ya es hora de dejar de esperar. Voy a jugar con las reglas de los otros, las mías ya no valen.