se va la segunda
Esta vez ocurrió a 4 cuadras de mi casa, el miércoles, llegando a argerich y magariños cervantes para tomar el 110, luciendo un solerito amarillo divino. Al mismo tiempo que el colectivo llegaba a la parada, yo me acercaba caminando, pero extrañamente, éste frenó a 5 metros de la misma, donde dos señoras mayores esperaban desde antes que yo. Me acerco al 110, que estaba a mi altura, y dejo que las mujeres pasen, olvidando el detalle de la parada adelantada. Al subir, percibo una conversación entre la primer señora y el conductor, de la cual sin escuchar nada, casi pude descifrar todo. Entonces el colectivero, simpático, me dice:
-Les dije que paré por vos.
Yo, totalmente anonadada, digo: -Ahh, jaja, gracias...
-No, de nada, es un placer!
-Gracias de nuevo, entonces.
-Ella se enojó y me dijo que si quiero se pone una capucha.
(Ahí entendí que la señora se debe haber sentido ofendida -y en verdad, lo parecía-, y le debe haber dicho algo así como "querés que yo me ponga una capucha, entonces?" en la conversación anterior, a lo que el cortejante respondió que sí; la vieja de pelo platinado y largo lo miró ofendida, cruzaron miradas y se fue -eso lo vi-)
Entonces yo, que a esa altura ya no tenía qué responder y sentía cómo todo el pasaje me miraba, le respondí:
-Pobre, hay que piropearlas a ellas también.
Y la respuesta, tajante, fue:
-Imposible.
Entonces nos despedimos cordialmente de mi parte, galantemente de la suya, y me dirigí con la cabeza en alto, pero con las mejillas ruborizadas, a proseguir mi viaje.